¿Qué estás haciendo con tus talentos?
Al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado (Mateo 25:29).
Meditando en la parábola de los talentos me llamó la atención la expresión del Señor: “Al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” ¡Al parecer se siente como algo injusto!; sin embargo, esa es la realidad que vemos a diario en todas las áreas de la vida: material, intelectual y, por supuesto, también en la espiritual. El sentido de esta advertencia es el siguiente: Si un hombre tiene un talento, un don, una capacidad y lo usa, cada vez es más capaz de hacer más cosas con él; pero si tiene un talento y no lo usa, lo perderá irremediablemente.
Si tenemos alguna capacidad para enseñar, predicar, escribir, testificar, interpretar un instrumento, cantar, servir o ayudar, cuanto más empleemos esa capacidad y ese don, mayor serán los logros que seremos capaces de alcanzar. La vida nos enseña que la única forma de mantener un don es usarlo, emplearlo en el servicio de Dios y de nuestro prójimo.
Por otro lado, apreciamos también que no todos tenemos las mismas capacidades. Unos han recibido más (cinco talentos), otros un poco menos (dos talentos) y muchos piensan que no tienen ninguno o muy pocos (un talento). No hay duda de que la intención original de la parábola se concentra en el sirviente inútil que recibió un talento.
Este representa a la gran mayoría, al hombre común, aquel que piensa que tiene tan poco que se siente tentado a decir: “Tengo un talento tan pequeño, y puedo hacer tan poco con él, que no vale la pena probar, porque mi contribución sería insignificante. Se limita a no hacer nada, incluso, si se hubiera arriesgado, aunque lo perdiera, sería mejor que no haberlo utilizado. Aquellos que no poseen mucho, tienen la tentación de no esforzarse; sino a lamentarse o renegar de su condición.
Las personas no somos iguales en cuanto a los talentos; pero podemos ser iguales en el esfuerzo realizado para agradar al Señor. En la vida, como en la parábola, lo importante no es lo que poseemos; sino qué hacemos con lo que tenemos.
Observamos también que en la parábola se felicita por igual al que recibió cinco talentos y los convirtió en diez, como al que recibió dos y los convirtió en cuatro. Esto es, porque ambos hicieron todo lo que pudieron con lo que tenían disponible.
Apreciado hermano, ¿qué estás haciendo con el don, el talento, que Dios te dio?, podrías preguntarte: ¿Lo estoy haciendo rendir constructivamente? ¿o los estoy desperdiciando como el perezoso de la parábola que enterró su talento sin realizar ningún esfuerzo?
¡Recuerda que un día el dueño vendrá a pedirnos cuenta de lo que cada uno recibió!
Senda de Vida continúa proveyendo herramientas y materiales para que dupliques y triplique tus dones y talentos para la gloria del Señor.
Marco T. Calderón
Presidente